El fuego es un peligro y las empresas, cada vez están más concienciadas, han decidido formar a los trabajadores.
He aquí un ejemplo de extinción con un trabajador japonés perfectamente adiestrado.
Creemos que tampoco era necesario llegar a este extremo. Imagínate si este pobre hombre tiene un «día movidito» y va un poquito suelto en la oficina. ¡La que se puede liar!